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De colores se visten las casas

Conforme la tormenta inmobiliaria pasa en EE.UU., el arcoíris llega a las residencias

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Hosam Haggag y Fatima Rahman compraron en 2011 una casa venida a menos en el barrio histórico de Santa Clara, California, por US$415.000. Debido a su condición precaria, la propiedad representaba una ganga inusual en Silicon Valley, donde Haggag es gerente de productos para una importante compañía tecnológica. Como parte de una restauración que duró dos años y medio y que costó casi tanto como la casa, el exterior de la vivienda se pintó de amarillo, rosa, azul, verde y un marco naranja, una selección de colores que intenta imitar la casa en la cinta animada Up: una aventura de altura. “Llevamos a nuestra hija de 3 años a la casa y le dijimos ‘esa es nuestra casa, vamos a vivir ahí’”, dijo Haggag. “Y dijo ‘Sí, y luego amos a volar’”. Fue un momento feliz para Haggag, de 29 años, quien dijo que escogieron la apariencia de la casa para deleitar a sus dos pequeñas hijas, y porque los hace a ellos y a las personas que pasan enfrente de la propiedad felices. Conforme el mercado inmobiliario y la economía en general de Estados Unidos se recuperan, algunos dueños de casas y desarrolladores residenciales de lujo están sacando sin reservas todos sus colores. Las paletas juguetonas son una forma de autoexpresión para las familias que quieren que su casa sobresalga, y una manera para desarrolladores urbanos de transmitir su juventud y vanguardismo. Debido a que el color exterior es usualmente apagado, a muchos puede costarles acostumbrarse a un color brillante. El año pasado, Bryan Lin, un oncólogo de radiación en San Antonio, Texas, tuvo que llevar a su esposa varias veces a una casa de principios del siglo XX y estilo victoriano pintada de rosa fuerte antes de poder convencerla de bajar de su auto y entrar a ver la casa por dentro. A Gabriela Brzankalski, una internista, le gustó la ubicación del inmueble, en el barrio acaudalado de King William y el tamaño amplio de la propiedad. Pero le costó aceptar su color. “Mi primera reacción fue: ‘Apenas nos mudemos, vamos a pintar esta casa’”, dijo Brzankalski, de 40 años. La pareja pagó US$800.000 por la propiedad. Varios meses después del cierre, el color caló en Brzankalski. “No creo que hubiera pintado mi propia casa de este color, pero ahora que somos los dueños, en verdad me gusta”, dijo. Si alguna vez la vuelven a pintar, agregó, quizás elijan púrpura. Cuando los propietarios de casas se ponen creativos con el color, los vecinos podrían no reaccionar con la misma felicidad. La división de planeación e inspección de Santa Clara recibió varias llamadas telefónicas sobre el esquema de colores de la casa de los Haggag Rahman, dijo la gerente de comunicaciones Jennifer Yamaguma, quien añadió que la ciudad no intervino en el tema porque los colores no infringían ninguna ordenanza municipal. Haggag dijo que su remodelación provocó visitas de noticieros, la policía y que provocó hasta una demanda en contra de la ciudad que los identificaba como “la persona de interés”. La demanda fue luego desestimada. Haggag dijo que se sintió tan acosado, que el estrés lo hizo perder 18 kilos. “Creo que mi casa se convirtió en motivo para otras quejas sobre la ciudad. En parte fue racismo”, dijo Haggag, quien es musulmán al igual que su esposa. La gran mayoría de los vecinos han sido positivos y amables, sostuvo, y la casa ha sido un imán de fans de Up, quienes vienen a tomarse fotos enfrente de ella. La vivienda rosa brillante en San Antonio le generó problemas a su antigua dueña, la novelista Sandra Cisneros, de 60 años, autora de La casa en Mango Street. Originalmente, pintó su propiedad de color morado a fines de los 90. La Oficina de Preservación Histórica de la ciudad empezó a recibir llamadas de vecinos a los que nos les gustaba el color, dijo Ann McGlone, quien era jefe de la oficina en ese momento. Tras investigar, McGlone dijo que se dieron cuenta de que Cisneros no había solicitado un “certificado de pertinencia”, un documento otorgado a propietarios de casa cuyos planes y selección de colores han sido aprobados oficialmente. Cisneros, quien acepta que sin saber no siguió el proceso debido, tuvo que dejar de pintar y someterse a una revisión del comité arquitectónico. El caso llegó hasta los noticieros locales y luego internacionales, cuenta Cisneros, quien escribió una defensa de su posición en un periódico local. “Me escribieron personas en batallas como la mía de todo el mundo. Prisioneros me dijeron que me estaban cuidado la espalda. Me llamaban de talk shows para entrevistarme”, recuerda Cisneros. Al final, la Oficina de Preservación Histórica aceptó su esquema de color, con unas modificaciones mínimas, que luego ella cambió a rosa varios años después. “No estaba tratando de ser rebelde”, dijo Cisneros, quien ahora vive en San Miguel de Allende, México. Aunque la zona King William es conocida más por sus mansiones de estilo renacentista griego construidas por inmigrantes alemanes ricos a mediados del siglo XIX, Cisneros pensó que los tonos brillantes hacían honor al pasado mexicano de la ciudad. Las personas que se atreven a revelarse usualmente se enfrentan a asociaciones de dueños de casa o juntas de condominio, que el año pasado conformaron casi 21% de todas las unidades residenciales, según el Instituto de Asociaciones Comunitarias, en Virginia. Estos grupos usualmente exigen colores sobrios. Incluso los propietarios a los que se les permite pintar libremente tienden a elegir una paleta neutra que combina con las casas y el paisaje natural alrededor de ellas, dijo Jackie Jordan, directora de marketing de color del fabricante de pintura Sherwin-Williams, con sede en Cleveland. Los cambios en moda son sutiles: “Hoy en día los grises son más populares que los beige”, dijo Jordan. El gris es muy popular en el fabricante Benjamin Moore también. Los tres colores más populares de exteriores de hoy en día son "Wedgewood Gray", "Stonington Gray" y "November Rain", tres tonos de gris, dijo la empresa de pintura con sede en Nueva Jersey. Los colores fuertes son usados más frecuentemente para acentuar o compensar, dijeron ambas empresas. La popularidad de los diseños modernos de mitad de siglo, con sus ángulos y líneas limpias, está dando paso al “bloqueo de color”, donde los colores atrevidos son usados para definir diferentes superficies, dijo James Martin, propietario de Color People, un consultor de colores en Denver. Para una casa moderna de mediados de siglo en Denver, Martin recomendó un color base verde olivo. La puerta del garaje fue pintada caqui, y todo el contorno de la casa era todo beige. La puerta principal recibió una capa de rojo tomate para que resaltara, dijo Martin, quien cobra una tarifa única de US$550 por consultoría viendo fotos de la propiedad. “El bloqueo de color no existía hace 15 años”, dijo Martin porque la mayoría de las nuevas casas fue construida en estilos tradicionales como Craftsman o Tudor. El mayor gasto de un trabajo de pintura es la mano de obra, que varía ampliamente según la ubicación y la experiencia de los pintores. Aproximadamente, cada 28 metros cuadrados requiere un galón de pintura, dijo Martin. Incluso en edificios lujosos, donde los diseños austeros en negro y vidrio son ubicuos, también están recibiendo algo de color, dijo Jill Pilaroscia, presidente de Colour Studio, una consultora de color en San Francisco. Utilizar colores atrevidos es una manera para los desarrolladores de apelar a compradores que se consideran “alternativos e iconoclastas”, dijo. El exterior de Vida, un edificio que terminó de construirse en enero en el distrito vanguardista de Mission en San Francisco, resalta el naranja fuerte y amarillo entre paneles de vidrio ondulantes. Los condominios más baratos, entre US$500.000 y US$1,8 millones, ya están casi todos vendidos, dijo Dana Van Galder, gerente de marketing de Polaris Pacific, que está negociando las ventas. Alrededor de 80% de los compradores son personas menores de 40 años y trabajan en tecnología, dijo Van Galder. “Vida y color van de la mano. Algunas personas entran al lobby y dicen: ‘Wow, parece una oficina [de la era] punto com’”, dijo la agente de ventas Monica Burns. Brian Coleman, un psiquiatra en Seattle, dijo que solo ha recibido buenos comentarios de su casa en Queen Anne, un barrio con muchas casas históricas cerca del centro. A principios de los años 90, pintó la casa en “dorados profundos, guindas y negro, con el cuerpo principal en verde campo”, dijo. Coleman, de 62 años, dijo que escogió los colores para complementar su jardín. La casa se convirtió en una atracción turística, en la que paran buses de turistas y de escolares. Los niños del barrio usualmente se ponen a vender limonada enfrente de la propiedad. “Literalmente no puedo salir sin encontrar a alguien”, dijo. “No puedo salir sin peinarme”.