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Lo antiguo está de moda en Manhattan

La arquitectura del siglo pasado es lo nuevo en vivienda de lujo

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En 2008, cuando se inauguró 15 Central Park West, del arquitecto Robert A.M. Stern, el edificio parecía una anomalía.

Con su fachada de piedra caliza y detalles arquitectónicos, era más una reminiscencia de un edificio de antes de la Segunda Guerra Mundial que un clásico nuevo y elegante condominio de Manhattan.

Pero resulta que Stern estaba en lo cierto. Y en estos días, desarrolladores, arquitectos y, lo más importante, los compradores, están interesándose en el concepto de “nuevo condominio antiguo”. La construcción de la posguerra se hizo para verse y sentirse como de antes de la guerra por dentro y por fuera, con techos altos, paredes gruesas, y espacios generosos.

“Son alternativas a las ‘súper altas’, las torres de cristal de 90 pisos”, dice Jonathan Miller, presidente de Miller Samuel, una firma consultora y de valoración de bienes raíces de Nueva York.

Más:Vivienda de lujo en Manhattan, cada vez más cerca de las estrellas Un ejemplo es el Fitzroy, la torre de 10 pisos en construcción cerca al parque High Line de la ciudad de Nueva York en el barrio Chelsea. JDS Development Group y Property Markets Group habían restaurado dos edificios vecinos de finales de los años 20, las torres Walker y Stella. Los desarrolladores se enamoraron de la belleza y robustez de los materiales y el trabajo de mano de obra de esos edificios.

Cuando llegó el momento de un proyecto de construcción nuevo “querían hacer algo diferente desde el inicio, un edificio con ventanas de piso a techo”, dice Vickey Barron, agente asociada de Douglas Elliman y directora de ventas en The Fitzroy. “Se comprometieron a construir desde cero algo que pareciera que había estado ahí durante 100 años”.

JDS y Largo Investments acudieron a los diseñadores Roman & Williams para crear un edificio que fácilmente pudiera ser el hermano de las torres Walker y Stella. La fachada es de terracota verde fabricada por un negocio de familia de 117 años de tradición en Europa. Las ventanas están revestidas de cobre. El edificio cuenta con esa estructura tripartita clásica, con la base, el eje y el detalle de Art déco, en lugar de la cortina de cristal. ¿Su lema? “Traer de vuelta la belleza”.

“La gente se sorprende cuando les digo que es una construcción nueva”, dice Barron.

Pero no se sorprenden por el precio. Hay 14 unidades en el edificio, que van desde US$5,2 millones a US$18,75 millones, y Barron dice que es un precio competitivo con propiedades de tamaño similar, edad y comodidades, pero esas propiedades tienden a ser del tipo “pecera” y no con la calidad de antes de la guerra y el diseño de un nuevo edificio.

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Mampostería en vez de vidrio

El Fitzroy tiene varios competidores en el mercado del “nuevo condominio antiguo”.

Está el 10 Sullivan, un edificio de 16 pisos hecho para que parezca una fábrica de estilo internacional rehabilitada y que ofrece techos de 11 pies de altos (3,35 metros), electrodomésticos Viking y Sub-Zero y terrazas en la azotea. The Chamberlain, en el 268 de la calle West 87, luce claramente como un edificio de antes de la guerra.

Y en un sándwich entre dos edificios anteriores a la guerra está el 1110 Park Avenue, un proyecto de Toll Brothers City Living y diseñado por los arquitectos VOA y Barry Rice Architects. Fue concebido como un complemento a la arquitectura circundante. Este también tiene una fachada de piedra caliza tripartita e interiores con techos de 10 pies de altura (tres metros).

Un edificio que es similar “a la arquitectura tradicional del Upper East Side” es el 155 East 79th Street  de 14 pisos. Tiene una base clásica de piedra caliza, con ladrillo en la parte alta de la fachada. Anbau, los desarrolladores de Manhattan, querían un edificio que complementara a sus vecinos y también querían apelar a los que no están satisfechos con la vivienda en las cajas de cristal.

“Tomamos una decisión consciente de usar mucha mano de obra porque la gente no quiere vivir en edificios de oficinas”, dice Stephen Glascock, presidente y fundador de Anbau. “Encontramos que mucha gente está rechazando los edificios de cristal. Pensamos que es un gran argumento de venta”.

De hecho, desde que salió al mercado el año pasado se han vendido ocho de 10 unidades. De las dos que quedan una es de cuatro dormitorios y US$9,55 millones y otra unidad de cinco dormitorios de US$14,1 millones.

Antiguo con comodidades modernas

Tales edificios ofrecen el atractivo estético de la construcción de antes de la guerra con las ventajas de la nueva construcción.

“Tienen la altura de techo por encima del promedio, ventanas más grandes, mejor aislamiento del ruido, chimeneas y pisos de madera de los edificios de antes de la guerra”, dice Miller. “Pero también tienen comodidades de la posguerra”.

Por lo tanto, es probable encontrar aparcamiento para el coche del bebé, pisos con calefacción, piscinas, salas de proyección, bodegas y terrazas en medio de la arquitectura retro.

Los interiores tienden a ser también de antes de la guerra. Algunos de ellos incluso tienen cocinas cerradas, a pesar de que son más grandes que las cocinas de corredor. Hay más mármol que acero inoxidable, más yeso veneciano que vidrio.

Aunque Barron no quiso decir cuánto más cuesta construir de esta manera, ella dijo que JDS tuvo un récord de ventas en las torres Walker y Stella.

“La gente salió de la nada y estaban dispuestos a pagar mucho dinero para conseguir algo que no se veía como todo lo demás en el mercado”, dice ella.