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Incertidumbre sobre exención tributaria inquieta a urbanizadores en Nueva York

Las autoridades del estado sopesan cambios en medio del escrutinio de un panel de ética

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El edificio residencial en el 157 de la Calle West 57, conocido como One57, se benefició de la exención tributaria 421-a.

CLAUDIO PAPAPIETRO PARA THE WALL STREET JOURNAL
El edificio residencial en el 157 de la Calle West 57, conocido como One57, se benefició de la exención tributaria 421-a.
CLAUDIO PAPAPIETRO PARA THE WALL STREET JOURNAL

ALBANY—El futuro de una exención tributaria que ha ahorrado miles de millones de dólares a desarrolladores de la ciudad de Nueva York ha surgido como el tema más espinoso en el gobierno estatal, trastocando las alianzas políticas, alarmando a los jugadores de los bienes raíces de la ciudad y creando polémica entre los dos principales legisladores demócratas del estado. El programa tributario, conocido como 421-a ya ha generado el escrutinio de un panel de ética porque otorga lucrativos beneficios a los desarrolladores, quienes también son algunos de los contribuyentes más generosos de campañas políticas en el estado. El alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, y el gobernador Andrew Cuomo, junto con legisladores, no se ponen de acuerdo sobre cómo cambiar el programa por lo que están en marcha discusiones para extenderlo temporalmente y llamar a una sesión legislativa especial en varios meses o atender el tema el próximo año, según personas al tanto de las negociaciones. Otros legisladores prevén que cambios al programa sean incluidos en un paquete junto con otros temas de fin de sesión legislativa y se sometan a votación a última hora. El programa 421-a nació en 1971 cuando la construcción languidecía en Nueva York. Usualmente se le atribuye el nuevo perfil de Manhattan, incluyendo nuevos edificios residenciales súper altos como el One57 en la Calle West 57. El programa debe expirar el 15 de junio, junto con las leyes de regulación de renta de la ciudad. La exención tributaria es considerada crucial para conseguir que los desarrolladores construyan más unidades de vivienda asequible, según de Blasio y varios otros en la industria de bienes raíces. Algunos urbanizadores dijeron que la incertidumbre alrededor de 421-a dificultará que los desarrolladores continúen con proyectos. “Una extensión sin cambios sería el peor resultado, porque entonces tendremos esta pelea otra vez en un año o dos”, dijo David Lombino, director de proyectos especiales de la empresa de bienes raíces Two Trees. Según la propuesta del alcalde, 421-a continuaría pero con requerimientos de vivienda asequible más estrictos. De Blasio extendería los beneficios de la exención tributaria por 35 años para desarrolladores que destinan 30% de un proyecto a viviendas asequibles. Hoy en día, algunos desarrollos deben apartar 20% de sus unidades a vivienda asequible para poder hacer uso de la exención tributaria, y otros proyectos pueden beneficiarse del programa sin reservar unidades asequibles. El alivio tributario es tan importante para los líderes inmobiliarios de la ciudad que algunos, incluyendo la poderosa Junta de Bienes Raíces de Nueva York (REBNY, por sus siglas en inglés), respaldó un incremento al impuesto sobre viviendas caras propuesto por de Blasio. El alcalde esperaba usar los ingresos para impulsar el desarrollo de unidades asequibles. Los asesores del alcalde creyeron que el apoyo de REBNY impulsaría la posición de la municipalidad sobre 421-a en el gobierno estatal. Sin embargo, se prevé que el impuesto a la mansión fracase, dijeron varias personas al tanto de las discusiones. Además de las implicaciones económicas, sin embargo, muchos legisladores temen tocar 421-a, debido al escrutinio que le ha dedicado este año al estado el fiscal general de Estados Unidos, Preet Bharara. Bharara tomó control de los archivos del panel de ética que fue formado y luego desmantelado por de Blasio. Entre otros temas, el panel exploró las relaciones potenciales entre la exención tributaria y las contribuciones a campañas políticas de firmas de bienes raíces específicas, dijeron tres ex miembros del panel. “Hay un número de opciones”, dijo el senador Marty Golden, un republicano de Brooklyn que dijo que favorecía el plan del alcalde, contrario a algunos de sus colegas que se oponen a de Blasio. “Nos quedan unos días, y hará faltan negociaciones de verdad”. Cuomo ha criticado la propuesta del alcalde sobre 421-a sosteniendo que no garantiza sueldos más altos para los obreros de construcción, como tienen algunos sindicatos, pero el gobernador no ha presentado ninguna propuesta. Hay negociaciones iniciales sobre un posible compromiso en el congreso estatal en el tema del sueldo. La sesión legislativa debe culminar el 17 de junio, y Cuomo ha dicho que no queda suficiente tiempo para discutir el tema adecuadamente. Steven Spinola, presidente de REBNY, dijo que el requisito del sueldo de Cuomo hará “económicamente imposible la construcción de vivienda asequible”. Un vocero del alcalde dijo que renovar 421-a sin ningún cambio sería “indefendible”. “Nuestras reformas van a poner fin a las exenciones tributarias de los condominios de lujo”, dijo el vocero. “Reducen en un tercio el subsidio utilizado para construir cada departamento asequible. Y exigen vivienda asequible, y más de ella, en cada esquina de la ciudad”. Por lo menos algunos de los problemas de 421-a tienen que ver con cómo ha cambiado la ciudad de Nueva York desde que se aprobó la exención tributaria original. A medida que la economía de la ciudad se fortaleció, también ha crecido el escepticismo sobre la necesidad del programa. “Debía promover la construcción de vivienda en momentos en que no había mucha actividad, y quizás lo logró”, dijo Margaret Newman, directora ejecutiva de la Sociedad Municipal de Arte, un grupo de planificación urbana que ha analizado el alivio tributario. Pero hoy, agregó, “definitivamente no es económico para la ciudad. Mil millones de dólares es mucho para privarse de ellos”. El año pasado, el panel de ética, conocido como la Comisión Moreland de Investigación de Corrupción Pública, investigó y cuestionó el programa 421-a. Tres empresas de bienes raíces de Nueva York fueron citadas por la comisión, aunque ninguna fue acusada de nada indebido. En el único informe público de Moreland, el panel, cuestionó el programa 421-a específicamente. “Nuestra preocupación debería ser obvia”, dijo un ex miembro, “la posibilidad del quid pro quo”.