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El golf cuenta, pero no es todo

Las comunidades residenciales de lujo se extienden más allá de los hoyos para atraer a compradores con estanques de pesca y salas de cine

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Frank y Susan Roda juegan en Tiburon Golf Club, donde compraron una casa de veraneo en 2006 y a la que se mudaron a tiempo completo en 2010.

Alexia Fodere para The Wall Street Journal
Frank y Susan Roda juegan en Tiburon Golf Club, donde compraron una casa de veraneo en 2006 y a la que se mudaron a tiempo completo en 2010.
Alexia Fodere para The Wall Street Journal

Bluejack National, una comunidad de golf de lujo de 305,5 hectáreas cuya inauguración está programada hacia fines de año en Texas, cuenta con el primer campo de golf diseñado por Tiger Woods en Estados Unidos. Sin embargo, el proyecto, donde las casas costarán desde alrededor de US$350.000 hasta casi US$1,5 millones, también incluirá huertos de árboles frutales y jardines, una sala de cine, un boliche, una pista de patinaje, un Fenway Park miniatura, un sistema de senderos para caminatas de 11 kilómetros y estanques de pesca surtida. Hoy en día, las comunidades residenciales de golf no son solo acerca del deporte. “Esto es tan creativo que será muy divertido”, dijo Philip Asherman, presidente de CB&I, una empresa de energía e infraestructura con sede en Texas. Él y su esposa, Ellen, recientemente comenzaron la construcción de una casa de cuatro dormitorios de US$1,5 millones en Bluejack para ellos y sus tres hijos adolescentes. Después de sufrir un bogey triple en los últimos años, el colapso del mercado inmobiliario, el exceso de oferta de campos de golf y la disminución del interés en el juego, los desarrolladores de lujo están adoptando una nueva estrategia. Además de contar con campos diseñados por leyendas del golf como Greg Norman, Jack Nicklaus y Tom Weiskopf, están promocionando actividades recreativas para los niños, una gama más amplia de opciones para hacer ejercicios y restaurantes que sirven comida de cinco estrellas. PGA West, un club de golf y una comunidad residencial de alta gama en La Quinta, California, cuenta con seis campos de campeonato para los aficionados, pero recientemente añadió pickleball, ejercicios al aire libre como yoga y actividades familiares. El club observa una creciente demanda de sus membresías deportivas, que cuestan US$20.000 en lugar de los US$45.000 de una membresía en un club de golf. Las casas en PGA West van desde los US$300.000 a los US$5 millones. Desert Mountain, una comunidad de golf de lujo en Arizona, cuenta con seis campos diseñados por Nicklaus, cada uno dirigido a diferentes niveles de habilidad. En 2014, la comunidad agregó un área “rancho” con paseos a caballo y campamentos de lujo, con camas matrimoniales, toallas de felpa y comidas preparadas por un chef. “El golf es importante, pero no lo es todo”, dijo Lyle Anderson, presidente de la junta directiva de una compañía del mismo nombre que desarrolló Desert Mountain, donde las casas van desde los US$750.000 hasta los US$8 millones. “Ahora los clubes privados son más sobre el estilo de vida”, dijo mientras bebía un margarita en un restaurante con vista a montañas lejanas y a las luces de Phoenix. Jim y Pat MacAllen compraron un dúplex en Desert Mountain en 2010 y en 2013 subieron de categoría a una casa contemporánea de 577 metros cuadrados por US$1,6 millones en 2013. El año pasado compraron el lote de al lado por US$145.000 para preservar sus vistas espectaculares al desierto. Un ex gerente de un fondo de pensiones, Jim MacAllen, de 71 años, se mudó a Desert Mountain por la variedad de los campos de golf, pero ahora también los utiliza para pasear a los perros de la familia, Jake y Annie. También disfruta de 24 kilómetros de senderos para caminatas recientemente creados. Cuando los dos hijos de los MacAllen vienen con sus nietos, utilizan la piscina y el gimnasio, que está siendo ampliado para incluir un centro de actividades juveniles más grande y un área de juegos cubierta de césped. Queda por ver si los esfuerzos de expansión pueden sostener comunidades de golf a largo plazo. En general, en 2014 fueron más los campos de golf que cerraron que los que abrieron en EE.UU., según la Fundación Nacional de Golf, una asociación que proporciona estudios y otros servicios a campos de golf, clubes y otros negocios relacionados con el golf. Pero la cantidad de golfistas ralentizó su caída, con 25 millones de estadounidenses que siguen jugando. “El golf sigue siendo muy importante para los jugadores, que comprenden alrededor de 8,5% de la población de EE.UU. y más de 20% de los segmentos de mercado que compran casas en las comunidades planificadas estratégicamente para los clubes”, explica Henry DeLozier, socio de la firma de consultoría Global Golf Advisors con sede en Toronto. Como parte de la evolución, los campos de golf están cambiando también. En Bluejack National, la comunidad en construcción ubicada en Montgomery Country, Texas, Woods también está diseñando un campo pequeño para los jugadores que no tienen tiempo para un partido de duración de campeonato o desean una opción más fácil cuando se juega con la familia. Para merendar, habrá al costado del campo un puesto de frutas y una cabaña con carnes frías. Un centro ofrecerá programas de instrucción, pruebas de rendimiento, entrenamiento personal y equipamiento del club. En Tiburón, Norman ahora trabaja para incluir instalaciones que estimulen a los niños a jugar al golf. “Si nos fijamos en las comunidades residenciales, ¿qué estamos haciendo para promover el juego de golf a nivel popular?”, pregunta Norman. “Se necesitan pequeñas áreas para que los niños jueguen al golf y que no tengan que jugar en un campo gigantesco. Puede ser una pequeña área de juegos, donde los niños pueden pasar el tiempo y divertirse juntos”. Aún así, los desarrolladores no quieren alejarse demasiado de las pistas ondulantes y los desafiantes campos diseñados por las leyendas del golf. Frank y Susan Roda decidieron comprar su futura casa en Tiburón Golf Club en Naples, Florida, después de enterarse de la participación de Greg Norman. Norman, un golfista del Salón de la Fama que se mantuvo en el primer puesto en el ranking durante 331 semanas, diseñó dos campos de 18 hoyos en Tiburón. Los huéspedes en el Ritz-Carlton Golf Resort vecino también juegan allí. Poco después del avistamiento de celebridades, en 2006, los Roda gastaron US$1,5 millones en una casa de estilo mediterráneo de cuatro dormitorios con 465 metros cuadrados de espacio de vivienda, y otros US$145.000 en una membresía en el club de golf. La participación de Norman fue una gran atracción. “La marca Greg Norman y todo lo que representó en el juego de golf, además de la calidad de la marca del Ritz Carlton, fueron las piedras angulares de la compra de nuestra casa de vacaciones”, añade Roda, de 64 años. La crisis económica estropeó el valor de la casa. En su punto máximo en julio de 2006, el precio medio de las casas en Tiburon era de US$458.500, según el sitio web de bienes raíces Zillow. En 2010, los valores medios se habían desmoronado a US$262.000. Si bien los valores de las casas en Tiburon y los alrededores no se han recuperado totalmente, la media alcanzó US$368.100 en marzo, según los datos de Zillow. Del mismo modo, los valores de las propiedades en otros destinos de golf de EE.UU. con campos de nivel de campeonato no se han recuperado hasta los niveles máximos. “Estos fueron los lugares que estaban muy bien valorados durante el auge”, dice el economista de Zillow Skylar Olsen. “Durante la crisis inmobiliaria y la gran recesión hubo menos ingresos disponibles para dirigirse hacia las casas de vacaciones”. Hoy en día, las ventas de casas de vacaciones de lujo han superado los niveles de 2006 en algunas áreas, un signo de esperanza para las comunidades de golf de alta gama. Las casas actualmente listadas en Tiburón Golf Club van desde los US$400.000 a los US$7,9 millones, según el gerente general Rick Rainville. Roda dice que su casa de golf y resort no era una opción de inversión, era un sueño de vida. Después de retirarse de McKesson Corp., una compañía de servicios de salud y tecnología con sede en San Francisco, se trasladó a Naples a tiempo completo en 2010. Dos de sus cuatro hermanos también compraron propiedades en el club. “Ahora este es el lugar de retiro para la familia Roda”, afirma.