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Un oasis moderno en la tradicional Sevilla

Una pareja española combina dos departamentos frente al río con un toque futurista

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No hay ningún rastro de austeridad en Sevilla, la colorida metrópoli en el sudeste de España, donde las calles medievales serpenteantes explotan en movimiento y las casas están decoradas típicamente con tejas elaboradas. No obstante, los excesos de Sevilla frenan en la puerta del departamento de Antonio Bernard, un anestesiólogo, y su pareja, la gerente de banco Inma Ferrero. En 2010, la pareja compró el dilapidado departamento de cuatro dormitorios y dos baños en el último piso de un edificio de cinco plantas frente al río cerca de la plaza de toros de Sevilla en el barrio de El Arenal. Pagaron 750.000 euros, o unos US$847.600, por la unidad de 1.830 pies cuadrados (170 metros cuadrados) y contrataron al diseñador de interiores de Barcelona Francesc Rifé para que dirigiera su exhaustiva restauración, a un costo adicional de US$605.000. En 2014, la pareja se mudó al departamento, cuya renovación se detuvo momentáneamente cuando el papá de Bernard enfermó. La remodelación tiene paredes nuevas y una decoración tenue de colores apagados. Los detalles de lujo incluyen pisos de madera Dinesen de US$28,25 el pie cuadrado (casi US$305 por metro cuadrado), y mármol blanco con venas grises Calcatta de Italia, que puede costar el doble que el mármol de Carrara. El año pasado, la pareja pagó US$565.000 para comprar el departamento del costado. Invertirán otros US$396.000 para combinar los dos, creando una casa de 3.660 pies cuadrados (340 metros cuadrados) de dos dormitorios, dos baños y que se extenderá por todo el ancho del edificio. El costo total: unos US$2,4 millones. Con miras a formar una familia, su plan es convertir los tres dormitorios pequeños del primer departamento en uno grande, y colocar una suite espaciosa en la nueva unidad. La pareja continuará el estilo del primer departamento, utilizando los mismos materiales. Ambos departamentos están dominados por vistas directas al río Guadalquivir de Sevilla y el barrio de Triana, donde Ferrero creció. Las vistas de los costados incluyen varios íconos de Sevilla, como el elaborado campanario de Giralda de la catedral de la ciudad y la plaza de toros. Bernard, de 45 años, nació en la región de La Mancha de España, y se mudó por primera vez a Sevilla en 2004. Cuando alquilaba un inmueble, puso sus ojos en El Arenal, el hogar de los profesionales de Sevilla. Ferrero, de 36 años, vivía con sus padres en Triana hasta que los dos compraron juntos. “En cuanto vine aquí”, dijo él, “supe que quería vivir por el río”. Vivir arriba del Río Guadalquivir les da a los residentes cierta privacidad, a pesar de estar cerca de la plaza de toros, uno de los destinos emblemáticos de la ciudad. Tienen vistas del cielo en lugar de otras casas. Casas tradicionales de Sevilla, como en la que creció Ferrero frente al río, son usualmente oscuras. Bernard quería todo lo contrario para su departamento. “Debido a mi trabajo, paso mucho tiempo en espacios oscuros”, dice, aludiendo a los consultorios médicos y salas de operación. “Así que decidí vivir en un lugar con materiales naturales y mucha luz”. Los blancos fuertes y beiges pálidos que escogió para la nueva casa puede que sean el estándar en el norte de Europa, donde los propietarios hacen un gran esfuerzo por atrapar la luz adentro de sus casas. Pero en Sevilla, el sol puede ser dolorosamente fuerte por cuatro o cinco meses al año. Y esta casa tiene exposición al sudoeste. La respuesta de Rifé al sol deslumbrante fue instalar dos capas de defensa. Afuera, las ventanas están cubiertas con un sistema de persianas reflectantes, que dejan entrar la luz pero mantienen afuera casi todo el calor. Adentro hay sombrillas automáticas de techo a piso. Conductos de aire acondicionado están estratégicamente ubicados a lo largo de las sombrillas. Aun así, Sevilla puede ser fría en el invierno, por lo que pisos de madera tienen calefacción debajo, y Rifé diseñó una chimenea. Bernard también quería que la sala y el comedor fuesen abiertos. Ferrero tenía dudas. Estaba acostumbrada a las cocinas andaluzas, que suelen ser pequeñas y escondidas, para aislar el calor y los olores de la cocina. La estufa Bulthaup de la pareja ahora es la pieza central del departamento. “Pensé que estaba loco”, dijo sobre la idea de su pareja de una cocina abierta. “Pero ahora tengo el elemento social, y disfruto de las vistas mientras cocino”. Una estufa de lujo Bulthaup es exótica en Sevilla, dice Rifé, quien agrega que le gusta el diseño de la compañía y su destreza tecnológica. La pareja tiene una estufa inductiva sin hornillas Gaggenau, lo que les permite colocar ollas en cualquier parte de su superficie. También tienen una parilla de estilo japonés. Suelen comer en la isla de la cocina, y reservan la mesa de mármol del comedor para invitados o cuando trabajan desde casa. La pareja delegó casi todos los aspectos a Rifé, incluyendo los muebles, que en su mayoría provinieron de Barcelona. Una de las sugerencias más radicales de Rifé fue preservar una columna de concreto como escultura en la sala. Ahora la rodea un vidrio tipo vitrina. El diseñador de 46 años, que divide su trabajo entre proyectos residenciales y comerciales, camina a una puerta que separa los ambientes abiertos de los dormitorios detrás. “No quiero que la gente vea que esta es una puerta”, dice mientras la cierra, creando una superficie limpia. “Cuando esta puerta está cerrada, debe parecer una pared”. “La parte más difícil del proyecto”, agregó, “fue que todo se viera sencillo”.