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Discotecas privadas, la máxima expresión de lujo

Elaborados espacios para fiestas dan exclusividad a residencias

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Para celebrar su cumpleaños número 45, Rick Wilson y su esposa, Stephanie, ofrecieron una fiesta en una discoteca. Sus cerca de 50 invitados se dividieron entre bailes bajo una bola de espejos con luces láser y cantos con un karaoke potenciado con un sistema de PA de 10.000 volteos bajo luces brillantes. Cuando descansaban, se retiraban a mesas cerca de la barra de seis metros de largo. En cuanto a la discoteca, queda en el sótano de la casa de 11.000 pies cuadrados (más de 1.000 metros cuadrados) de propiedad de Wilson en Prospect, estado de Kentucky. El espacio de 3.000 pies cuadrados (280 metros cuadrados) fue diseñado para “que pareciera un club nocturno deportivo”, dijo Wilson, de 47 años. El empresario de Internet, quien fue líder de un grupo de rock durante cinco años en la década del 90, invirtió alrededor de US$500.000 en transformar el sótano, estimó su diseñador, David Lutes, propietario de Stonecroft Homes en Louisville. Sistemas de sonido, bares elaborados y zonas de lounge interiores y al aire libre se han convertido en la norma en casas de lujo. Pero discotecas privadas elevan el concepto del entretenimiento en casa a un nivel superior, creando espacios con luces y sistemas de video y sonido que compiten con los de discotecas comerciales.

Diseñar este tipo de espacios con elementos de audio y video de última generación se ha hecho más sencillo gracias a un reciente auge de productos hechos a la medida, dijo Jon Robbins, director ejecutivo de Home Technology Specialists of America, un grupo de la industria con sede en Chicago. Sus miembros han incorporado una pantalla de video en un bar, integrado parlantes dentro de marcos de madera hechos a la medida que hacían juego con el piso de madera de una habitación e instalado pantallas de video “de ultra alta definición” en casas, dijo Robbins. Los precios para los equipos de video de más alta calidad han bajado entre 25% y 40% en los últimos años. De todos modos, construir una discoteca impresionante dentro de casa sigue siendo suficientemente complicado, lo que le otorga exclusividad. Entre las discotecas más exclusivas en el mundo están aquellas en las casas de Paris Hilton, la heredera de un imperio hotelero y protagonista de reality shows. Hilton ha construido discotecas en dos de sus ex casas, y tiene una en su actual residencia en Beverly Hills, que ella creó tras comprar la propiedad en 2007. “Era una sala de juegos para niños hasta que yo la convertí en el máximo salón de juegos para adultos”, dijo Hilton, de 34 años. El cuarto negro y dorado tiene “el sistema de sonido Bose, casilla de DJ, tubo de baile, láser y sistema de humo de más alta tecnología”, dijo. De acuerdo a personas al tanto de su construcción, costó más de US$500.000. En noviembre, Hilton hizo una fiesta de bienvenida para ella misma luego de un periodo largo de viajes. Entre sus invitados estuvieron Marilyn Manson, la cantante Rita Ora y la actriz Bella Thorne, contó Hilton. Para su cumpleaños en febrero, el rapero Lil Wayne cantó su álbum completo en el lugar, dijo la celebridad. Hilton, quien trabaja como DJ en discotecas en Ibiza, Saint Tropez, Las Vegas y Nueva York, tiene 50 tiendas minoristas Paris Hilton alrededor del mundo y es conocida por asistir a fiestas alrededor del mundo, dijo que disfruta de hacer fiestas en su propia discoteca porque puede “controlar quién entra”. “A Snoop Dogg, Hugh Hefner y todos en Los Ángeles les encanta venir a Club Paris. Todos tienen privacidad”, dijo Hilton. Los vecinos, claro, podrían no ser tan simpatizantes del sonido punzante que tipifica la música moderna. Colocar la discoteca en el sótano es una táctica común de mitigación de sonido. Un aislamiento denso es otra técnica. Las paredes de la discoteca de Wilson están hechas de doble panel de yeso con una brecha de aire en medio; los pisos están aislados con espuma, dijo Lutes. Mitigar el sonido no siempre resulta en la eliminación de ruido. “Tenemos unos vecinos que no nos aguantan”, confesó Claire Farrow, quien tiene una discoteca en el sótano de su casa en Londres. Farrow y su esposo, Ian Hogarth, directora y arquitecto de Hogarth Architects, respectivamente, construyeron lo que llaman “la disco” en el sótano de la casa de 2.800 pies cuadrados (260 metros cuadrados) que construyeron hace cuatro años en el vecindario de Kensington/Chelsea. Farrow no está segura cuánto de los US$1,73 millones que su familia invirtió en la casa se destinó a la discoteca. El espacio de 150 pies cuadrados (14 metros cuadrados) satisfizo los sueños de varios miembros de su familia, dijo Farrow, de 46 años. Ella, que adora bailar, incluyó una pista de baile con video de US$8.600 que despliega “imágenes alucinantes absurdas”. Gil, el hijo de 20 años de la pareja, un gerente en la industria de la música, consiguió la casilla de DJ que quería. En noviembre, la familia realizó una fiesta para unos 120 invitados para festejar varios cumpleaños. Contrataron a cinco DJ para que tocaran grime (un género de música electrónica que nació en Inglaterra), hip-hop, soul y funk, de acuerdo a los gustos de cada miembro de la familia. La fiesta duró hasta casi la medianoche, cuando alguien de la municipalidad tocó a su puerta y mandó a la familia a que bajara el volumen, lo que hicieron de inmediato, dijo Farrow. Sin embargo, no todos los vecinos son oscos, agregó: dos le han pedido a la pareja que construya discotecas en sus sótano, y ya trabaja en ellas. A la hora de vender, una discoteca en el sótano presenta otros retos. En Charlotte, Carolina del Norte, Randy Watson, un agente de HM Properties, tiene a la venta una casa de 13.500 pies cuadrados (1.255 metros cuadrados) por US$3,7 millones. La casa incluye una zona de baile de 1.000 pies cuadrados (93 metros cuadrados) con una pista de baile octagonal y un entramado de luces octagonal que hace juego con el piso, techos de 12 pies (3,6 metros) de alto, bancas para sentarse alrededor de la sala y una casilla de DJ con sistema de audio Meyer Sound. La discoteca es parte de un ala de entretenimiento de 2.000 pies cuadrados (185 metros cuadrados) con un bar, una mesa de billar, una mesa de cartas, un cuarto de videojuegos y sistema de sonido. La casa lleva seis años en el mercado, y tuvo un precio inicial de US$4,5 millones, según el sitio web de bienes raíces Realtor.com. Parte del problema: “Cuando guiamos a las personas a través de la casa, les intimida”, dijo Watson. Algunos temen que la tecnología de punta se vuelva obsoleta, y a otros les preocupa que la discoteca sea una imán de adolescentes, dijo Watson. Una discoteca privada no ha atraído a nadie a una casa de 52.000 pies cuadrados (4.830 metros cuadrados) en Farmington, Connecticut, y que perteneció alguna vez al boxeador Mike Tyson y que en 2013 fue adquirida por el rapero 50 Cent, alias Curtis James Jackson, por US$4,1 millones. Jackson puso la mansión de 19 dormitorios y 39 baños a la venta por primera vez en 2007 por US$18,5 millones. Hoy se ofrece por US$8,5 millones. La discoteca fue construida para Tyson, pero “50 la restauró completamente y le agregó varias cosas y sistemas de sonido”, dijo Jennifer Leahy, su agente de Douglas Elliman. La discoteca incluye una pista de baile iluminada, sistema de sonido profesional, casilla de DJ, estudio de grabación y un casino. Jackson “organizó una fiesta allí hace poco para su EFFEN Vodka”, dijo Leahy. Una discoteca no es un riesgo, agregó la agente inmobiliaria. Los sótanos con acabados siempre son un extra para una casa, y espacios de entretenimiento especiales son obligatorios en las residencias de lujo, dijo. Representantes de Jackson no respondieron pedidos de entrevista. Capturar el atractivo de una discoteca comercial puede ser difícil, en parte, porque la oferta de clubs nocturnos está cambiando constantemente. La mayoría de las discotecas opera por un máximo de tres años; si logran sobrevivir tanto tiempo, necesitan renovar su diseño cada cinco o seis años para mantenerse actualizadas, dijo Tom Telesco, un arquitecto en Miami que lleva diseñando discotecas 25 años. Hoy en día, los clubes nocturnos de moda cuentan con escenarios con elevación hidráulica y maquinaria que emana una corriente fría de nitrógeno en la pista de baile, dijo Dennis DeGori, propietario de E11Even en Miami. En su discoteca de 25.000 pies cuadrados (más de 2.320 metros cuadrados) de US$40 millones, que inauguró en 2014, exquisitos asientos de cuero ofrecen un lugar para disfrutar de shows, bailarines de go-go y luces láser en el escenario que se sube y baja. El espacio fue diseñado para ofrecer estimulación visual y auditiva constantes. “No puedes esperar que la gente se entretenga sola”, dijo DeGori. Este artículo fue publicado originalmente por The Wall Street Journal y traducido por Mansion Global.