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Mansiones luminarias en Hollywood

Vender una casa en Los Ángeles, que ha albergado a generaciones de leyendas de Hollywood, implica retos

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Esta casa, a la venta por US$28,5 millones, fue diseñada originalmente por Paul Williams, quien construyó varias casas para famosos durante la época dorada de Hollywood. Entre sus antiguos dueños destacan Betty Grable y Don Johnson.

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Esta casa, a la venta por US$28,5 millones, fue diseñada originalmente por Paul Williams, quien construyó varias casas para famosos durante la época dorada de Hollywood. Entre sus antiguos dueños destacan Betty Grable y Don Johnson.
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Es una clásica historia de Hollywood: en 1909, un empresario de la industria de la televisión encargó a los notables arquitectos Greene & Greene diseñar una mansión de estilo artesanal cerca de Wilshire Boulevard en Los Ángeles. Catorce años después, Norman Kerry, una estrella del cine mudo, compró la casa y pagó para trasladarla a Beverly Hills. En 1931, Kerry la alquiló a Lorenz Hart, el legendario letrista del equipo de escritores de música de Rodgers & Hart. El año pasado, los propietarios, la libretista Leslie Dixon y el cineasta Tom Ropelewski, decidieron colocar este pedazo de la historia de Hollywood a la venta por poco menos de US$9 millones. Una multitud de 300 personas acudió al primer tour público de la casa de casi 430 metros cuadrados, contó el agente a cargo de su venta, Bret Parsons, de la división de arquitectura de Coldwell Banker en Beverly Hills, y todos tenían una misma idea en la cabeza. “Podías escucharlos: ‘Derribarla, derribarla, derribarla’”, dijo Parsons. En Los Ángeles, una casa que ostenta el pedigrí de generaciones del jet set de Hollywood puede ser el símbolo de estatus por excelencia. A los directores de estudios y productores de cine les encanta decir que Katharine Hepburn o Clark Gable se pasearon por sus pasillos. Sin embargo, las casas poseídas por los fantasmas de Hollywood también pueden suponer un desafío cuando llega el momento de vender. “De propiedad de una celebridad” es una frase que aparece con frecuencia en las descripciones de casas a la venta en Los Ángeles, pero la información no siempre encaja con los registros públicos. Y en el mercado de hoy, el comprador con recursos en Los Ángeles usualmente quiere algo más grande, mucho más grande, que una mansión de Hollywood de los años 30. “En la época dorada de Hollywood, de entre los años 30 hasta los 60, una mansión medía 930 metros cuadrados”, dijo Jeff Hyland, presidente de la agencia inmobiliaria de lujo Hilton & Hyland. Hoy en día, las mansiones parten en los 1.800 metros cuadrados por lo que los dueños de viejas casas las derriban. Esa fue la suerte de una mansión en Bel Air construida originalmente para el productor Frank Capra en 1935. La residencia luego pasó a manos del director Mervyn Leroy, el cofundador del estudio MGM Louis B. Mayer y el comediante Jerry Lewis. Para cuando Iris y Bernard G. Cantor la compraron —a un banco— en 1991, la mansión había sido demolida y había en su lugar el casco para una nueva casa. Los Cantor compraron una “casa para morirse por ella” de unos 2.140 metros cuadrados y estilo neoclásico, dice Iris Cantor, quien vive en Palm Beach y es presidenta de la Fundación Iris y B. Gerald Cantor. La historia de Hollywood había sido borrada antes de que ella llegara, pero eso no detuvo que buses de turistas llegaran hasta la reja para tomar fotografías de la propiedad, recuerda Cantor. “Un día me iba a subir a uno de los buses solo para escuchar qué hablaban”, dijo. En 2011, vendió la casa por US$40 millones. Mientras las estrellas de cine de los primeros días de Hollywood preferían lugares en el centro de la ciudad, cerca de las zonas comerciales de prestigio, los compradores famosos de la actualidad usualmente buscan los rincones menos accesibles y más privados que pueden encontrar. El número de compañías que ofrecen tours en bus a casas de celebridades se ha casi duplicado en los últimos cinco años a alrededor de 25, según un estimado de la Cámara de Comercio de Hollywood. Los paparazzis también han proliferado en años recientes. Para garantizar la privacidad, las celebridades ahora gravitan a lugares con paredes y límites, propiedades que se ubican en alturas o debajo de rutas de acceso o comunidades enrejadas, dijo Jade Mills, director de residencia de Coldwell Banker. Fuentes familiarizadas con transacciones de bienes raíces de estrellas del pop dicen que cuando la cantante Katy Perry busca casa, tiene una lista de características de privacidad tan compleja que hay menos de 40 inmuebles en Los Ángeles que cumplirían los requisitos. Por ejemplo, la casa no puede ser visible desde la acera de la calle, incluso si hay una reja. La compra en septiembre de la residencia de Samuel Goldwyn por US$25 millones por parte de la estrella del pop Taylor Swift, según registros públicos, causó cierta sorpresa. “Pensé que de ninguna manera daría la talla. No parece lo suficientemente privada”, dijo un agente. Aunque está en casi una hectárea de terreno, enrejada y amurallada, su ubicación justo detrás del Beverly Hills Hotel la descartaría a los ojos de muchas celebridades. Las casas que cambian de manos entre famosos usualmente son fortalezas escondidas, como la residencia enrejada que el actor Richard Dreyfuss compró en Hollywood Hills a principios de los años 80. En 1995, la vendió al actor Kevin Costner; Costner la vendió en 2006 al conductor de televisión Ryan Seacrest por US$11,5 millones. Seacrest, por su parte, la vendió en 2012 y compró una casa de US$37 millones en Beverly Hills que había pertenecido a la también conductora de TV Ellen DeGeneres. Para algunos en la industria del entretenimiento, el atractivo del linaje de Hollywood sigue siendo fuerte. ¿El problema? Relatos de antiguos residentes pueden ser el equivalente de leyendas urbanas en Beverly Hills. En los últimos 20 años, la estrella del pop Madonna y la actriz Diane Keaton han sido dueñas en distintos momentos de la misma casa de estilo colonial español en Beverly Hills, según registros públicos. La propiedad, diseñada por Wallace Neff, ha sido ampliamente promocionada antes como la ex residencia del fundador de un estudio Harry Cohn y la actriz Betty Grable. Mills de Coldwell Banker, quien vendió la casa en 2012 por US$165 millones, dijo que ella, también, la había promocionado como una ex residencia de Cohn, porque había leído que había sido su dueño en una prestigiosa publicación de arquitectura. Pero los registros públicos no ofrecen ninguna evidencia de que Grable ni Cohn fueron alguna vez sus propietarios. (La casa sí estuvo rentada en la década de los 30, lo que podría dar lugar a la posibilidad de que ellos la alquilaron). Una larga búsqueda en persona en los archivos de la oficina del Tasador del Condado de Los Ángeles, sin embargo, sí revela que otras dos casas promocionadas como ex viviendas de Grable sí le pertenecieron. Una de las casas, una propiedad de 670 metros cuadrados en Bel Air, se vendió este año por US$11 millones; Grable la compró en 1942 por poco menos de US$10.000. Otra propiedad actualmente a la venta por US$28,5 millones perteneció a Grable y su esposo entre 1947 y 1948. Se la compraron a Bert Lahr, el actor que interpretó al León cobarde en El mago de Oz. Compañías de títulos pueden investigar la cadena de propietarios de una casa en cuestión de minutos por menos de US$100, dijo Bill Burding, vicepresidente ejecutivo de Orange Coast Title Company, en Santa Ana. Aunque su compañía realiza alrededor de 120.000 investigaciones al año, solo dos agentes de bienes raíces en el sur de California llamaron para solicitar la lista de dueños previos de una propiedad que han estado tratando de vender este año, dijo Burding. Los agentes usualmente arman una historia de una propiedad con información de dueños anteriores, lo que se escucha en el barrio, artículos publicados y biografías. Edward Fitz, un socio de Agency, hace poco promocionó una casa en Los Ángeles como la ex residencia de la actriz Katharine Hepburn y el actor Boris Karloff, quien hizo el papel del monstro frankensteano en la década de los 30. Una búsqueda de títulos de propiedad reveló que Karloff sí fue uno de los dueños. Fitz dijo que dos biografías de Karloff mencionaban que Hepburn alquiló la casa en 1930. La conexión a la realeza de Hollywood “genera para la casa más atención de lo que habría tenido”, dijo. La propiedad se vendió en septiembre por US$7,4 millones, un poco más de lo que pedían por ella. Incluso cuando el pasado famoso de una casa está bien documentado, hay compradores que quieren derribar la propiedad. Dixon tramitó una designación histórica para su casa, y dejó indicaciones al agente que encontrara compradores que no quisieran cambiar el espíritu del inmueble. El mes pasado concretaron la venta por US$7,84 millones. “Estoy ganando un poco menos” por estas condiciones, dijo Dixon. “Pero me siento mejor de haber hecho un poco difícil que alguien venga y la tumbe en mil pedazos”. Este artículo fue publicado originalmente por The Wall Street Journal y traducido por Mansion Global